Alcoholímetro antiarranque instalado en un coche

Desde hace años, la seguridad vial enfrenta un desafío crucial: reducir los accidentes provocados por el consumo de alcohol al volante. En este esfuerzo, un nuevo dispositivo llamado alcolock o alcoholímetro antiarranque surge como una herramienta que podría transformar la seguridad en las carreteras. Su premisa es simple: evitar que el motor del vehículo arranque si el conductor presenta niveles de alcohol por encima de lo permitido. Aunque en la actualidad su uso no es obligatorio, algunos expertos consideran que este dispositivo podría salvar vidas y reducir considerablemente los accidentes de tráfico.

El alcolock funciona mediante un sistema que analiza el aliento del conductor. Si el dispositivo detecta un nivel de alcohol superior al permitido, impide que el motor se encienda y registra el intento fallido, creando una barrera física entre el conductor ebrio y el control del vehículo. Para evitar que otra persona se someta a la prueba en lugar del conductor, esta herramienta incorpora medidas antifalsificación, como el reconocimiento de patrones de aliento. Este dispositivo es especialmente valorado en el ámbito del transporte público, ya que algunas empresas, como Alsa, han decidido instalarlo en varios de sus autobuses. No obstante, la instalación del dispositivo representa un coste significativo, de entre 600 y 1.000 euros, lo que limita su implementación generalizada.

Por su parte, la UE aprobó una directiva en la que establece que todos los nuevos modelos de vehículos comercializados desde 2022 deben contar con la preinstalación del sistema de alcolock, es decir, con la conexión necesaria para permitir la instalación del dispositivo en el futuro. En España, esta normativa se ha adoptado desde julio de 2023, siendo obligatoria la preinstalación del alcoholímetro antiarranque en las nuevas matriculaciones. Sin embargo, aunque se han dado pasos importantes para integrar esta tecnología en los automóviles, su uso no es aún un requisito legal para todos los conductores.

Con el fin de evaluar la efectividad del alcolock en el contexto español, la Fundación Mapfre ha propuesto un proyecto piloto con una muestra de entre 500 y 1.000 conductores. El objetivo de esta iniciativa es analizar cómo funciona el dispositivo en diferentes tipos de vehículos, incluidos autobuses escolares, transporte de viajeros y vehículos de carga pesada, sectores en los que la seguridad es especialmente crítica.

Casos europeos

En Europa, algunos países pioneros en seguridad vial, como Bélgica, Noruega y Suecia, han adoptado el alcoholímetro antiarranque como parte de sus estrategias de prevención y control de infracciones relacionadas con el consumo de alcohol. En Bélgica, el dispositivo se utiliza como alternativa a la retirada del carné de conducir para profesionales que dependen de su vehículo y para infractores reincidentes. La medida busca ofrecer una segunda oportunidad bajo condiciones controladas, permitiendo que los conductores mantengan su actividad laboral mientras se aseguran de que no puedan conducir bajo los efectos del alcohol. Por su parte, Noruega y Suecia han implementado el alcolock en el sector del transporte comercial, especialmente en autobuses y vehículos de carga, sectores en los que la seguridad es fundamental.

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