El senador demócrata de Arizona Mark Kelly habla durante una audiencia del Comité de Inteligencia del Senado sobre Amenazas Extranjeras a las Elecciones, en el Capitolio en Washington, el 18 de septiembre de 2024. (Pete Kiehart/The New York Times) (PETE KIEHART/)
Los funcionarios federales que luchan contra la injerencia extranjera en las próximas elecciones afirman estar entrando en el que puede ser el periodo más peligroso de la campaña: octubre, cuando las posibilidades de que se produzcan actos ilícitos son mayores y el tiempo para reaccionar, menor.
Mientras que los rusos hacen pocos intentos por ocultar su apoyo al expresidente Donald Trump, los iraníes (que están entre los proveedores más importantes de Rusia en la guerra de Ucrania) quieren hacer todo lo posible por impedir que vuelva al cargo y están ocupados hackeando su campaña y vertiendo todo lo que encuentran, además de conspirar para asesinarlo. Se espera que este viernes el Departamento de Justicia dé a conocer la acusación de un grupo de piratas informáticos iraníes estrechamente asociado con la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán por el hackeo de la campaña de Trump, junto con los intentos de atacar las cuentas de periodistas de Washington y de otros.
El senador independiente de Maine Angus King (VALENTYN OGIRENKO/)
Y China, que se esperaba que fuera un actor importante en las elecciones, parece dudar de a cuál candidato detesta más. Así que, de momento, Pekín se está centrando en las contiendas locales, llevando a cabo operaciones de influencia que tienen el potencial de socavar la fe pública en el proceso democrático básico.
Esa ha sido la esencia de una serie de sesiones informativas privadas de inteligencia para trabajadores electorales y miembros del Congreso celebradas recientemente, en las que funcionarios estadounidenses describen el crudo y a menudo confuso campo de batalla en el que la desinformación se dispara y el riesgo de ciberataques es mayor.
A primera vista, esas sesiones informativas parecen sacadas de los manuales de 2016 y 2020. Durante una de esas reuniones, el 13 de septiembre, funcionarios estadounidenses afirmaron que Rusia seguía siendo “la amenaza más activa de influencia extranjera” y que otros países estaban inundando internet con mensajes destinados a “avivar la discordia y socavar la confianza en nuestro proceso electoral”.
Pero a medida que avanzaba la sesión informativa quedó claro que lo que puede desarrollarse en el próximo mes y medio incluye algunas novedades que los funcionarios electorales estadounidenses nunca han visto antes.
La Plaza Roja de Moscú (EVGENY SINITSYN / ZUMA PRESS / C/)
Rusia puede estar totalmente detrás de Trump, a pesar de las afirmaciones del presidente Vladimir Putin en sentido contrario. Pero en este ciclo electoral, sus esfuerzos podrían verse parcialmente anulados por el hecho de que Irán — aliado de Rusia en casi todo estos días– esté operando para el otro bando. La posición de China es confusa. Y en el frente de la manipulación electoral, hay nuevas preocupaciones, centradas en si las técnicas utilizadas por los delincuentes para congelar las operaciones de ciudades, empresas y hospitales estadounidenses podrían utilizarse con un efecto similar mientras los estadounidenses se preparan para votar.
“Lo que va a ocurrir en los próximos dos meses va a ser un ataque violento”, afirmó el senador independiente de Maine Angus King, que forma parte del Comité de Inteligencia del Senado. El senador agregó que las potencias extranjeras “se están volviendo más activas, más agresivas”.
Hay bastantes escenarios que preocupan a los funcionarios estadounidenses. Aunque los procesos de votación que se utilizarán el 5 de noviembre parecen más seguros que en elecciones anteriores –el 97 por ciento de los votos emitidos contarán con algún tipo de respaldo en papel que hace que los recuentos sean mucho más confiables–, los funcionarios federales han estado sopesando la posibilidad de que los sistemas de registro queden bloqueados, tal vez en lo que inicialmente podría parecer el tipo de ataques de cibersecuestro de datos que han paralizado los servicios municipales en Baltimore o Atlanta, o que han afectado al aeropuerto de Seattle.
El temor es que si se dificulta registrar a los votantes en las últimas semanas antes de las elecciones, esto podría sesgar los resultados el 5 de noviembre o, alternativamente, darles apertura a los funcionarios electorales aparentemente pro-Trump que han tomado el poder en algunos estados clave, como Georgia, y darles una excusa para no certificar el voto.
Debido a las amenazas, los funcionarios de inteligencia han estado intensificando sus sesiones informativas clasificadas y no clasificadas, incluida una reunión a puerta cerrada para senadores el miércoles. Los funcionarios también celebraron una sesión informativa altamente clasificada para el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes la semana pasada, que no tardó en causar controversia, debido a que los republicanos plantearon preguntas sobre la inteligencia en torno a las intenciones rusas, según funcionarios informados sobre la reunión.
Esas quejas tomaron como referencia las críticas hechas en el pasado por los republicanos, ya que Trump ha cuestionado las evaluaciones de inteligencia de Estados Unidos sobre Rusia y Putin, y ha acusado al FBI y a las agencias de inteligencia estadounidenses de falsificar las narrativas de la interferencia rusa.
Este año es distinto por la intensidad con la que el gobierno estadounidense está advirtiendo de posibles amenazas electorales, con la esperanza de que un poco de educación previa reduzca el efecto que puedan tener los actores extranjeros el día de las elecciones o en cualquier recuento. Se trata de un cambio importante con respecto a hace ocho años, cuando el gobierno de Obama tardó meses en nombrar y acusar formalmente a los actores rusos de injerencia electoral, lo cual no ocurrió sino hasta después de que Trump había derrotado a Hillary Clinton. Jen Easterly, directora de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad, que tiene la autoridad federal primaria para ayudar a los estados a defender los sistemas electorales, dijo que este año el gobierno de Estados Unidos estaba llevando a cabo un trabajo mucho más sofisticado para asegurarse de que la ciudadanía sea consciente “de lo que estos actores están haciendo y cómo lo están haciendo”.
Independientemente de a quién favorezcan las potencias extranjeras, afirmó Easterly, tienen objetivos comunes.
“Los dos objetivos principales son socavar la confianza estadounidense en la seguridad de nuestras elecciones y nuestras instituciones democráticas y sembrar la discordia partidista”, declaró en una entrevista. “Esos son los dos objetivos de todos nuestros adversarios extranjeros”, afirmó.
Durante la audiencia de la semana pasada del Comité de Inteligencia del Senado, los legisladores interrogaron a representantes de Microsoft, Meta y Alphabet, la empresa matriz de Google y YouTube, sobre sus acciones para defenderse de la influencia extranjera.
El senador demócrata de Virginia Mark Warner, líder del comité, comentó que los adversarios extranjeros «están más incentivados que nunca para intervenir en nuestras elecciones».
El apoyo de Estados Unidos a Ucrania durante el gobierno demócrata significa que Rusia tiene mucho que perder en las elecciones de noviembre.
«Putin entiende que influir en la opinión pública y moldear las elecciones en Estados Unidos es una forma barata de erosionar el apoyo occidental a Ucrania y de debilitar la posición de Estados Unidos en el mundo», afirmó.
En su más reciente informe al público esta semana, los funcionarios de inteligencia de Estados Unidos anunciaron que Rusia e Irán habían estado utilizando tecnología de inteligencia artificial generativa para impulsar sus intentos de influir en las elecciones. Los funcionarios de inteligencia dijeron que el uso de la IA no había sido revolucionario, sino que había permitido a las potencias extranjeras producir mejor material con mayor rapidez.
Los funcionarios de inteligencia agregaron que Rusia podría haber hecho uso de la inteligencia artificial junto con herramientas de edición estándar para producir versiones falsas de los discursos de la vicepresidenta Kamala Harris, la candidata demócrata, añadiendo palabras que no dijo en lo que suena como su voz.
Aun así, el uso de inteligencia artificial en videos sigue siendo difícil de llevar a cabo, y los usos menos ingeniosos de la misma son relativamente fáciles de identificar. Por ello, Rusia ha seguido usando los videos falsos de antaño, con actores y argumentos falsos, para difundir algunos de sus mensajes.
© The New York Times 2024.