El presidente de Argentina, Javier Milei, ha confirmado este miércoles que vetará la ley de financiamiento universitario aprobada por el Poder Legislativo, después de que decenas de miles de personas llenaran la plaza frente al Congreso en Buenos Aires en defensa de la educación pública, argumentado que la medida atentaría contra el déficit cero.
«Milei vetará el irresponsable proyecto de aumento del gasto público de las Universidades Nacionales, aprobado por el Congreso, así como cualquier otro proyecto que no contemple una partida presupuestaria específica y atente contra el equilibrio fiscal. Es momento de que los legisladores entiendan que ya no pueden hacer populismo demagógico con los recursos de quienes pagan los impuestos, y comiencen a actuar con la responsabilidad que demanda este momento histórico», reza un comunicado de su oficina.
Asimismo, ha hecho referencia a la manifestación realizada en las calles de Buenos Aires, indicando que «celebra el sinceramiento» de varios líderes opositores, como la expresidenta Cristina Kirchner o el excandidato presidencial Sergio Massa, «quienes han decidido unirse públicamente con el objetivo de obstruir el plan económico del presidente».
«Esta convergencia deja de manifiesto la consolidación de un nuevo frente de izquierda populista en defensa de los privilegios de la dirigencia política. Esta administración no cederá ante el espectáculo mediático, los proyectos de ley irresponsables, ni la manipulación de causas nobles con fines partidarios. El objetivo del Gobierno es claro: terminar con el modelo empobrecedor de los últimos 100 años y volver a hacer a Argentina Grande Otra Vez», ha manifestado haciendo referencia al eslogan trumpista MAGA (Hacer América Grande Otra Vez).
El mandatario ha apoyado su decisión en «la defensa del esfuerzo que cada uno de los argentinos viene realizando desde diciembre para alcanzar el déficit cero, reducir la inflación y recuperar la prosperidad económica», en el marco de sus medidas de cara a regular la situación económica del país, que tiene la inflación más alta del mundo (240 por ciento anual), si bien desde entonces la pobreza ha aumentado once puntos porcentuales hasta llegar al 53 por ciento, siendo la cifra más alta de los últimos 20 años.