Una joven aislada en casa (Shutterstock)
Es domingo por la tarde, está lloviendo y justo recibimos un mensaje de un amigo proponiéndonos salir a tomar algo, pero no nos apetece. Declinamos su oferta (o fingimos no haber visto el mensaje) y seguimos viendo la película que teníamos entre manos. En algún momento de nuestra vida todos hemos vivido una situación en la que preferíamos quedarnos en casa que juntarnos con nuestros amigos, pero ¿por qué ocurre esto y hasta qué punto es preocupante?
La psicología ha estudiado durante años el papel que juegan nuestras amistades en nuestro bienestar mental, pues sin duda tienen un impacto bastante notable. Por ello, se ha centrado también en ese fenómeno que ocurre cuando no nos apetece quedar con nuestros amigos. En momentos más o menos puntuales, esto no supone ningún problema, más si tenemos en cuenta que hay personas más o menos sociables y que no todos necesitamos el mismo tiempo relacionándose con los demás.
Sin embargo, si esa desgana por quedar con nuestros amigos se sostiene en el tiempo, estaríamos hablando de un fenómeno conocido como anhedonia social, que describe la incapacidad de experimentar placer en actividades sociales que normalmente serían gratificantes para una persona. Este fenómeno se observa con frecuencia en varios trastornos psicológicos, como la depresión mayor, el trastorno depresivo persistente (distimia) y la esquizofrenia, entre otros.
Las personas que experimentan anhedonia social pueden sentirse indiferentes o desinteresadas en participar en interacciones sociales, como reuniones familiares o salidas con amigos. A menudo, pueden experimentar una falta de conexión emocional con los demás y una disminución en la capacidad de experimentar emociones positivas durante estas interacciones, todo ello junto con una constante sensación de falta de energía. Esto puede llevarles a sentimientos de soledad, aislamiento e irrealidad.
Una mujer mirando la televisión desde el sofá de su casa (Shutterstock España)
Por qué no me apetece quedar con mis amigos
La pandemia del coronavirus nos obligó a pasar cientos de horas encerrados en casa, lo que tuvo un efecto en nosotros más fuerte de lo que todavía la psicología ha podido estudiar. Los patrones de interacción entre las personas cambiaron y, a raíz de la cuarentena, muchas personas han optado por pasar más tiempo en casa. Esto ha provocado que cada vez sean más quienes aseguran que sus ganas de socializar han disminuido.
La psicóloga Valeria Sabater está especializada en psicología social y explica que la razón por la que no nos apetece quedar con nuestros amigos puede ser porque nos encontremos en un proceso de cambio, una transición vital que nos invita a reflexiones más profundas en la que quizás nos replanteemos quiénes queremos ser y quiénes queremos que sean nuestros amigos.
Según la experta, es cuestión de tiempo recuperar esas ganas de socializar y esa conexión con nuestros amigos. Además, recomienda no retomarla de golpe y asistiendo a todos los planes, sino realizar una incorporación paulatina a la vida social. Por ejemplo, quedando con algún amigo cercano para hacer algún plan que nos apetezca y, poco a poco, ir ampliando el círculo hasta volver a encontrarnos bien y disfrutar de nuestras relaciones sociales.